Día de la Sopa
¡Llegó el invierno!...
Y la mejor manera de recibir esta nueva estación es festejando “El día de la sopa”, compartiendo este rico almuerzo con todos los nenes y las seños del Jardín.
En la sala de “La Banda de Berta” lo primero que hicimos fue abrigar a nuestra a miga la oveja Berta (el títere de la sala) y conversamos un poquito sobre los cambios que trae la llegada del invierno: comemos comida calentita, nos ponemos ropa más abrigada, prendemos la estufa, usamos bufandas y guantes, etc.
Cada nene trajo de su casa un plato hondo, una cuchara, un puñado fideos y un postre para realizar una gran sopeada.
Nos reunimos con las demás salas y entre todos fuimos llenando la olla con muchos fideos que luego cocinarían para hacer la sopa tan esperada.
Luego de unas horas, golpearon la puerta de la sala y… ¡la sopa ya estaba lista!.
Fuimos al S.U.M. (donde se encontraba nuestro restaurante simbólico) y allí todo estaba preparado para comenzar el festejo. Nos sentamos en la mesa y las seños nos sirvieron la sopa.
Estaba riquísima, algunos pidieron más y lo mejor de todo es que pudimos comerla sin ayuda de las seños. ¡Qué grandes estamos!.
Después vino el rico postre que trajimos de casa.
¡La pasamos muy bien y disfrutamos mucho de este almuerzo tan especial!.
Y la mejor manera de recibir esta nueva estación es festejando “El día de la sopa”, compartiendo este rico almuerzo con todos los nenes y las seños del Jardín.
En la sala de “La Banda de Berta” lo primero que hicimos fue abrigar a nuestra a miga la oveja Berta (el títere de la sala) y conversamos un poquito sobre los cambios que trae la llegada del invierno: comemos comida calentita, nos ponemos ropa más abrigada, prendemos la estufa, usamos bufandas y guantes, etc.
Cada nene trajo de su casa un plato hondo, una cuchara, un puñado fideos y un postre para realizar una gran sopeada.
Nos reunimos con las demás salas y entre todos fuimos llenando la olla con muchos fideos que luego cocinarían para hacer la sopa tan esperada.
Luego de unas horas, golpearon la puerta de la sala y… ¡la sopa ya estaba lista!.
Fuimos al S.U.M. (donde se encontraba nuestro restaurante simbólico) y allí todo estaba preparado para comenzar el festejo. Nos sentamos en la mesa y las seños nos sirvieron la sopa.
Estaba riquísima, algunos pidieron más y lo mejor de todo es que pudimos comerla sin ayuda de las seños. ¡Qué grandes estamos!.
Después vino el rico postre que trajimos de casa.
¡La pasamos muy bien y disfrutamos mucho de este almuerzo tan especial!.
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