Nuestro Proyecto
CON.VIVENCIAS es una propuesta educativa centrada
en la Protoinfancia desde un abordaje Psicomotriz.
Su objetivo es favorecer el desarrollo armónico, satisfaciendo
las necesidades de este período evolutivo del niño y su familia.
¿Qué es la Protoinfancia?
Es el período de desarrollo que comprende la etapa de la gestación intrauterina y los primeros años del bebé hacia la niñez. Período fundamental donde se forman las bases de la personalidad, bases sobre las que se construyen las experiencias futuras, donde la función postural y la posibilidad de manipulación juegan un importante papel y operan en la génesis de los primeros tipos de actitudes y su transformación en operaciones mentales, que se desarrollarán en las edades siguientes.
Período donde el contacto corporal, el vínculo, la comunicación con la mamá y el papá que se establecen en los primeros meses de la vida del bebé, son importantes “organizadores” del desarrollo psicomotor para posibilitar la conquista de su “cuerpo” y del mundo que habita, explorándolo a través de su propia acción.
El proceso educativo del bebé, se inicia con los papás, incluso desde “el útero” y en la medida que crece adquiere mayor autonomía, el niño continúa en forma más independiente y segura sus otras experiencias.
Entendemos que la acción, el juego, el movimiento del cuerpo es el medio ideal donde cada uno descubre, percibe sus posibilidades, se relaciona con el entorno y pone en marcha los recursos personales y grupales para nuevos aprendizajes en cualquier etapa de la vida y particularmente en la primera infancia.
Desde esta mirada el cuerpo, como síntesis de la persona, es una unidad bio-psico-físico-socio-eco-cultural en relación constante con los espacios, personas, objetos, recuerdos… medio al que nos adaptamos activamente.
VÍNCULO – COMUNICACIÓN – MOVIMIENTO – EQUILIBRIO – JUEGO – EXPLORACIÓN – INICIATIVA PROPIA – PLACER promueven y al mismo tiempo son consecuencia de la acción del niño y es el modelo de aprendizaje que sustentamos.
Hacemos hincapié en el cuidado del desarrollo de una emocionalidad segura que pueda luego contener nuestro intelecto. Y, para poder acompañar a un niño en su crecimiento personal, en sus elecciones, en sus definiciones, más que enseñarle, necesitamos mirarlo, escucharlo, intentar seguirle el rastro, traducir sus emociones, comprender qué necesita, qué siente, qué lo asusta, qué lo hace feliz. Estos niños acompañados aprenderán ante todo a mirarse, a escucharse, a comprender, a pedir, a sentir, a correrse de los lugares inadecuados para cada uno de ellos e ir tras su felicidad.
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